Mes de la Educación
El desafío cotidiano de la complejidad
En estos tiempos inusuales, con el desafío cotidiano de la complejidad, el quehacer docente -singular y colectivo- aunó esfuerzos para dar coherencia y sentido a un modo diferente de hacer escuela. Surgieron nuevos escenarios y horizontes, y se asumieron dosis de coraje inéditas con el fin de sostener la voluntad de aprender y fomentar el quehacer del aprendiz.
Se buscaron nuevos sentidos y formatos para promover la comprensión, el diálogo y la actuación adecuada en un mundo con conciencia. La docencia, ejercida desde lo más profundo de cada enseñante, resultó decisiva en un sistema enfocado en ofrecer, día a día, una educación de calidad, equitativa e inclusiva.
El profesionalismo y la calidez sobresalen en la tarea. En este mundo de excesos simbólicos, el trabajo de cada uno ha sido y es fundamental como mediador de la cultura. Se trata de abrir, de encender, de inspirar… Apuntamos al desarrollo de capacidades y al fortalecimiento de los vínculos personales y sociales. El objetivo es enseñar a decodificar sentidos generales para crear los propios.
Seguiremos gestionando para que este compromiso con la tarea de educar como acto de justicia, siga renovándose constantemente.